TODA la Palabra de Dios es importante. Unos libros son históricos (Crónicas), y son útiles a los que estudiamos teología para ubicar los sucesos históricos en el tiempo. Otros libros son poéticos (Salmos), y nos son útiles durante las alabanzas en la Iglesia. Otros libros son proféticos (Daniel), y nos advierten sobre las cosas que han de venir usando las profecías cumplidas como evidencia para mostrarnos que las futuras profecías también sucederán. Otros libros son doctrinales (Romanos), los que nos ayudan con las creencias fundamentales de la religión cristiana y nos ayudan a vivir una vida cristiana conforme a la volundad de Dios.
En otra palabras, ninguna Escritura es más importante que otra, ya que todo depende de la necesidad del lector.