Imaginemos que yo recibo una invitación de Perú. Varias iglesias se reúnen y me solicitan que les acompañe en una cruzada evangelística y que por dos días consecutivos, además les dé una conferencia de 5 horas cada día (10 horas en total). Además predico ese domingo en la mañana en el servicio principal.
Para yo desplazarme desde Santo Domingo hasta Perú, necesito comprar boletos de avión, dejar mi trabajo y ministerio aquí en mi país, y hacer un sin número de gastos. ¿Estaría bien que todo eso corriera por mi cuenta si los hermanos que se van a bendecir son los que me invitaron?
Este es sólo un caso, tal vez extremo, de un escenario posible y muy común. Así que sí… ¡es correcto que se le dé una ofrenda de amor al que es invitado a predicar o a ministrar alabanzas como artista invitado a una iglesia!
Algunos ignorantes de todos los sacrificios que hace un siervo de Dios para llevar el Evangelio a donde lo necesita la gente, dicen "que los pastores no deberían recibir ninguna compensación debido a la advertencia de Jesús de que "…de gracia recibisteis, dad de gracia" que se encuentra en Mateo 10:8."
Pero es peor aún. Algunos también alegan que los pastores que son verdaderamente espirituales deberían rechazar el pago o las ofrendas que se les dan.
Pues como nuestra autoridad es la Palabra de Dios, veamos qué nos dice ella, y no estas personas:
Examinemos el contexto de Mateo 10:8:
Vemos que en unos versículos previos, en Mateo 10, del 5 al 11, la historia nos dice que "A estos doce envió Jesús, y les dio instrucciones, diciendo: Por camino de gentiles no vayáis, y en ciudad de samaritanos no entréis, 6 sino id antes a las ovejas perdidas de la casa de Israel. 7 Y yendo, predicad, diciendo: El reino de los cielos se ha acercado. 8 Sanad enfermos, limpiad leprosos, resucitad muertos, echad fuera demonios; de gracia recibisteis, dad de gracia. 9 No os proveáis de oro, ni plata, ni cobre en vuestros cintos; 10 ni de alforja para el camino, ni de dos túnicas, ni de calzado, ni de bordón; porque el obrero es digno de su alimento. 11 Más en cualquier ciudad o aldea donde entréis, informaos quién en ella sea digno, y posad allí hasta que salgáis."
En contexto de lo que dice Jesús, "de gracia recibisteis, dad de gracia", realmente se está refiriendo a que lo que Dios les dio a ellos como discípulos: i.e., la unción para sanar al enfermo, resucitar muertos, enderezar tullidos, echar fuera demonios, etc., ellos deben también darlo "gratuitamente".
Pero ahora viene el tiro de gracia: Jesús, un maestro de la comunicación, no nos deja a oscuras sobre lo que podría y de hecho ocurre a continuación: Dice… "no os llevéis con ustedes oro, ni plata, ni cobre (dinero) en vuestros cintos, porque el obrero es digno de su alimento."
¿Qué significa esto? Qué Jesús esperaba que aquellos que fueran a predicar el evangelio y llevar el ministerio de Cristo a las naciones, debían ser sostenidos, albergados, alimentados, sus transportes pagados, etc., por aquellas personas a quienes ellos ministrarían.
También tenemos el caso de Lucas 9:1-5:
"Habiendo reunido a sus doce discípulos, les dio poder y autoridad sobre todos los demonios, y para sanar enfermedades. 2 Y los envió a predicar el reino de Dios, y a sanar a los enfermos. 3 Y les dijo: No toméis nada para el camino, ni bordón, ni alforja, ni pan, ni dinero; ni llevéis dos túnicas. 4 Y en cualquier casa donde entréis, quedad allí, y de allí salid. 5 Y dondequiera que no os recibieren, salid de aquella ciudad, y sacudid el polvo de vuestros pies en testimonio contra ellos."
Jesús les dijo a los discípulos que aceptaran el apoyo (logístico y financiero) ofrecido a ellos en su ministerio.
En otras palabras, ellos entrarían en una casa y permanecerían ahí y si los hermanos no les podían pagar, al menos debían darles posada y alimentarlos.
En Mateo 10:9 el Maestro nos dice:
"No os proveáis de oro, ni plata, ni cobre en vuestros cintos…", sin embargo, un cambio interesante en la enseñanza de Jesús puede ser visto en Lucas, cuando posteriormente en su ministerio le dijo a los discípulos:
Lucas 22:35-38: "Y a ellos dijo: Cuando os envié sin bolsa, sin alforja, y sin calzado, ¿os faltó algo? Ellos dijeron: Nada. 36 Y les dijo: Pues ahora, el que tiene bolsa, tómela, y también la alforja; y el que no tiene espada, venda su capa y compre una. 37 Porque os digo que es necesario que se cumpla todavía en mí aquello que está escrito: Y fue contado con los inicuos; porque lo que está escrito de mí, tiene cumplimiento. 38 Entonces ellos dijeron: Señor, aquí hay dos espadas. Y él les dijo: Basta."
¿Por qué el cambio? Porque los discípulos pronto estarían sin el Señor y ellos tendrían que confiar en la provisión de Dios por medio de las personas, y no a través de Jesús, durante el trabajo de predicación del evangelio que estaba al frente de ellos.
Pablo también nos da ejemplos de cuál es la dinámica a seguir:
En el libro de Segunda de Tesalonicenses 3:9-10, se nos dice: "no porque no tuviésemos derecho, sino por daros nosotros mismos un ejemplo para que nos imitaseis. Porque también cuando estábamos con vosotros, os ordenábamos esto: Si alguno no quiere trabajar, tampoco coma."
En su Primera carta a Timoteo 5:17-18, Pablo dice: "Los ancianos que gobiernan bien, sean tenidos por dignos de doble honor, mayormente los que trabajan en predicar y enseñar. 18 Pues la Escritura dice: No pondrás bozal al buey que trilla; y: Digno es el obrero de su salario."
También en la Primera carta a los Corintios 9:3-18, dice: "Contra los que me acusan, esta es mi defensa: 4 ¿Acaso no tenemos derecho de comer y beber? 5 ¿No tenemos derecho de traer con nosotros una hermana por mujer como también los otros apóstoles, y los hermanos del Señor, y Cefas? 6 ¿O sólo yo y Bernabé no tenemos derecho de no trabajar? 7 ¿Quién fue jamás soldado a sus propias expensas? ¿Quién planta viña y no come de su fruto? ¿O quién apacienta el rebaño y no toma de la leche del rebaño? 8 ¿Digo esto sólo como hombre? ¿No dice esto también la ley? 9 Porque en la ley de Moisés está escrito: No pondrás bozal al buey que trilla. ¿Tiene Dios cuidado de los bueyes, 10 o lo dice enteramente por nosotros? Pues por nosotros se escribió; porque con esperanza debe arar el que ara, y el que trilla, con esperanza de recibir del fruto. 11 Si nosotros sembramos entre vosotros lo espiritual, ¿es gran cosa si segáremos de vosotros lo material? 12 Si otros participan de este derecho sobre vosotros, ¿cuánto más nosotros? Pero no hemos usado de este derecho, sino que lo soportamos todo, por no poner ningún obstáculo al evangelio de Cristo. 13 ¿No sabéis que los que trabajan en las cosas sagradas, comen del templo, y que los que sirven al altar, del altar participan? 14 Así también ordenó el Señor a los que anuncian el evangelio, que vivan del evangelio. 15 Pero yo de nada de esto me he aprovechado, ni tampoco he escrito esto para que se haga así conmigo; porque prefiero morir, antes que nadie desvanezca esta mi gloria. 16 Pues si anuncio el evangelio, no tengo por qué gloriarme; porque me es impuesta necesidad; y ¡ay de mí si no anunciare el evangelio! 17 Por lo cual, si lo hago de buena voluntad, recompensa tendré; pero si de mala voluntad, la comisión me ha sido encomendada. 18 ¿Cuál, pues, es mi galardón? Que predicando el evangelio, presente gratuitamente el evangelio de Cristo, para no abusar de mi derecho en el evangelio."
¿Qué concluir de esto?
Que en 2 de Tesalonicenses 3:9-10, Pablo dice que "Si alguno no quiere trabajar, tampoco coma…", y que debemos imitarlo. Mientras que en 1 de Timoteo 5:17-18, Pablo menciona, cómo los ancianos deben ser tenidos "de doble honor" porque "mayormente… trabajan en predicar y enseñar…"
Un lector sabio notará que el contexto sugiere un pago monetario, ya que dice: "Digno es el obrero de su salario".
En Primera de Corintios 9:3-18, Pablo hace una pregunta retórica y nos pregunta: "¿Quién fue jamás soldado a sus propias expensas?... ¿O quién apacienta el rebaño y no toma de la leche del rebaño?"
Las repuestas a estas preguntas son obvias. ¿Aún no las sabe usted?
Así que a un pastor, misionero, evangelista, músico, cantante, predicador itinerante… se le debe remunerar de manera razonable y justa por su trabajo ministerial, sin embargo, el predicador no debe exigir un suelto ostentoso o un pago desproporcionado por sus servicios, como sabemos que hay negociantes del evangelio que sí lo hacen.
Y para aquellos que alegan que "Los pastores y evangelistas se meten a eso para hacerse ricos", ¡pues los invitamos a que vengan a vivir nuestras vidas, para que constaten cuán cierta es esa alevosa afirmación!
Pastor Dawlin A. Ureña
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