¡Wow, qué difícil debe ser haber engañado a su amada y ahora que se ha despertado de esa pesadilla falsa y engañosa, tener que vivir con el peso de un pecado tan horrible y destructivo!
Algunos aconsejan que en todos los casos se debe confesar ante Dios el pecado, no volver a hacerlo y seguir hacia adelante. Otros aconsejan que en muchos casos, es mejor venir limpios ante Dios y ante su cónyuge y confesar, salga por donde salga y pase lo que pase.
Pero, ¿Quién es nuestro Juez al final del camino? Dios y su Palabra. Es Dios el que decide, no nosotros.
El problema con la primera solución es que confesar el pecado por el cual ya fuiste perdonado por Dios porque has venido a Él roto y arrepentido, ahora lo que puede es traer muchísimos problemas y complicaciones. Por el otro lado, no confesarlo de seguro será un cargo de conciencia y tal vez no permita el total restablecimiento de las relaciones que sólo la confesión puede abarcar.
En un contexto un tanto divorciado de este escenario, la Biblia nos dice en Santiago 5:16 que "Confesemos nuestras ofensas unos a otros, y oremos unos por otros, para que seamos sanados."
Como vemos, Dios no quiere que haya secretos entre los hermanos, y mucho menos entre esposos, pero, ¿Significa eso que en todos los casos un bien mayor ha de resultar en confesar un pecado, si después de todo, ya se ha sido perdonado por Aquel contra quien en realidad pecamos?
Imaginemos que usted salió a un viaje de negocios y por ahí, en un momento de debilidad, pecó y engañó a su amada. Pasó el tiempo, usted nunca más volvió a ver a esa persona, nunca más cometió el pecado de nuevo, pero al paso del tiempo, por un mensaje de un predicador invitado a la iglesia, Dios ministró a su vida, usted fue confrontado por el Espíritu Santo sobre la necesidad de arrepentirse y confesar a Dios ese pecado y lo hizo… ¡fue perdonado! Pero ahora está la pregunta… ¿Y mi esposa? ¿Y mis 4 hijos? ¿Y mi ministerio? ¿Y mi relación con Dios?
Como vemos, todas esas son preguntas importantes, pero usted también se pregunta… ¿Saldrá un bien del mal que cometí y del cual me arrepentí? Pero aquí veo una cosa buena y es el hecho de que usted me haya enviado esta pregunta ya que es una evidencia, un fruto, de que está oyendo la voz del Espíritu Santo.
En mi caso, acabo de preguntar a mi esposa si a ella le gustaría saber que la engañé 4 años antes, me arrepentí y ya no lo he hecho más. Ella me dice que en su caso no le gustaría saberlo, porque si ya Dios me perdonó, ella también tendría que perdonarme, pero que no estaría segura de cómo reaccionaría si en verdad se viera ante tal disyuntiva.
¡Ay hermanos… cuánto nos enredamos, cuánto nos complicamos cuando dejamos que el pecado meta sus asquerosas manos en nuestras vidas!
Así que para los proponentes de que si ya se arrepintió y Dios le perdonó, mejor que no diga nada, porque ahora las cosas se podrían complicar innecesariamente, agrego que en cada caso particular, se debe oír la voz del Espíritu Santo, porque conozco mujeres, como mi esposa, que son maduras en el Señor, que dependen de Él y Su dirección, no de mí y mi fidelidad. Les confieso que esta esposa mía depende de Dios, no de mí. ¡Uff… qué alivio! Pero no todas las mujeres tienen la madurez de Rosemary!
Pero al mismo tiempo, tenemos la otra campana.
Por su lado, el apóstol Pablo sabiamente y bajo la dirección del Espíritu Santo dijo: "Y por esto procuro tener siempre una conciencia sin ofensa ante Dios y ante los hombres." (Hechos 24:16).
Una conciencia limpia es una que ha sido perdonada y TAMBIÉN SE HA PERDONADO A SI MISMA. ¿Por qué hago ese énfasis? Porque muchas veces decimos que Dios nos ha perdonado, por ejemplo para salvación, pero seguimos actuando como el "yo" viejo, como el yo perdido en el pecado, no como el yo que ha sido redimido, comprado con sangre preciosa. Perdonarse a sí mismo es CREER, SABER, RECONOCER que ya no hay culpa que pese sobre nosotros por un pecado que ha sido perdonado por Dios!
¿Cree usted que esperar un poco y dar frutos de arrepentimiento para que su esposa los considere a la hora de saber lo que ha ocurrido, y entonces le perdone, es lo mejor? ¿O cree usted que su esposa es una cristiana tan inmadura que aunque sepa que ya usted se ha arrepentido y Dios le ha perdonado y no lo ha vuelto a hacer en mucho tiempo, aun así no le perdonará?
Como muestro en varios sermones sobre el perdón que he compartido a través de los años, el creyente está llamado a perdonar y no hacerlo dice que estamos perdidos, porque como nos dice el mismo Señor, "¿Cómo esperamos ser perdonados si no perdonamos a quienes nos ofenden?"
Así que en mi caso, yo se lo diría a mi esposa, porque sé que es una cristiana madura y centrada en la Palabra. Lamentablemente, ese no es el caso de todos los matrimonios.
Amado hermano, déjese llevar por el Espíritu Santo… y que nos sirva a todos de ejemplo… ¡¡Cuidado con el adulterio!! (Ver mensaje abajo sobre este horrible pecado y sus consecuencias).
Nota: Hay tanto más que se podría decir sobre este tema, que decidí responder a muchas otras aristas de este complicado problema en subsecuentes Preguntas y Respuestas.
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