Miré a otro hombre con deseos. Pequé y me arrepentí. Mi esposo me acusa. ¿Tendré que pagar por este pecado toda la vida?
Es claramente establecido en la Palabra que cuando miramos a una persona con deseos y en nuestra mente la codiciamos, estamos cometiendo adulterio. Lo mismo es aplicable cuando vemos pornografía, ya que estamos mirando a una mujer u hombre y deseándolos.
"Pero yo os digo que cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón." Mateo 5:18
En este caso específico, una mujer casada, pero totalmente descuidada por su esposo, mira a otro hombre con deseos, conforme con la Palabra, está, de facto, pecando. Sin embargo, como con cualquier otro pecado, lo único que nos separa de Dios cuando pecamos es un corazón contrito, humillado y arrepentido. Si usted se ha arrepentido y ya no continúa insistiendo en tal pecado, usted debe perdonarse a sí misma, ya que Dios la ha perdonado.
Le confesé a mi esposo lo que pasaba, para que despertara y me diera el calor que necesitaba, pero ahora me acusa
Si su esposo la acusa, aun cuando usted le fue franca, y en vez de ejecutar el pecado y acostarse con un hombre que no era su marido, usted le ha confesado que necesita más atención de parte de él, su esposo está faltando a su papel como hombre, tanto ante Dios como ante la sociedad y ante su familia.
La Biblia nos dice:
"La mujer no tiene dominio sobre su propio cuerpo, sino el marido; ni tampoco tiene el marido dominio sobre su propio cuerpo, sino la mujer. No os neguéis el uno al otro, a no ser por algún tiempo de mutuo consentimiento, para ocuparos sosegadamente en la oración. Luego volved a juntaros en uno, para que no os tiente Satanás a causa de vuestra incontinencia." 1 Corintios 7:4-5. Versión RV. 1960
En otras palabras, si su esposo le está negando su cuerpo a usted, adrede o no, él está faltando a su compromiso matrimonial, ya que al hacerlo, él está contribuyendo a que usted sea tentada más allá de lo que debe ser razonable.
Notar la cláusula final de 1 Corintios 7:4-5: "para que no os tiente Satanás a causa de vuestra incontinencia." La razón para la cual Dios no quiere que el esposo o la esposa niegue su calor, su cuerpo, su compañía, al compañero/a, es para evitar nuestra "incontinencia" (la tentación de Satanás, según otras versiones).
La versión NVI dice: "La mujer ya no tiene derecho sobre su propio cuerpo, sino su esposo. Tampoco el hombre tiene derecho sobre su propio cuerpo, sino su esposa. No se nieguen el uno al otro, a no ser de común acuerdo, y sólo por un tiempo, para dedicarse a la oración. No tarden en volver a unirse nuevamente; de lo contrario, pueden caer en tentación de Satanás, por falta de dominio propio." 1 Corintios 7:4-5
Notar que esta otra traducción o versión de la Biblia claramente nos dice que cuando el esposo niega la atención debida a su compañera (o viceversa), él está directamente cooperando con Satanás, ya que cuando Satanás la ve a usted sedienta de compañía, él viene y la tienta en un momento cuando su cuerpo es más proclive a no ser capaz de resistir la tentación.
Así que si en medio de una discusión, su esposo la acusa de haberle sido infiel (porque deseó a otra persona en la mente), él es un irresponsable, un cristiano inmaduro y un hombre que necesita ser transformado por la Palabra de Dios, en vez de estar usando la misma Palabra que él está fallando en obedecer para acusarla.
¿Qué me recomienda hacer?
Busque la forma de que ambos puedan asistir a una o varias secciones de consejería con un profesional cristiano. No con un pastor/líder cristiano machista que vaya a darle toda la razón a él y en vez de resolver el problema, complique aún más lo nocivo de su aptitud irresponsable y abiertamente anticristiana.
¿Qué hago mientras tanto?
El sexo no es la única forma de nosotros satisfacer nuestros deseos más profundos. Cuando su esposo la descuide y en vez de ayudarla a "evitar las tentaciones de Satanás", él prefiera quedarse a ver la TV, o irse a la iglesia a "charlar con los hermanos" o a cualquier otra actividad, haga usted lo correcto. Busque del amante por excelencia; busque de Dios. Busque de Aquel que la ama más que su esposo, sus hijos y sus padres combinados. Entréguese al Señor en súplica y oración. Al hacerlo, el Señor tendrá misericordia de usted y de alguna forma le ayudará a vencer la tentación carnal.
Me rompe el corazón saber que como usted existe miles y miles de santas mujeres cristianas que están pasando por esta misma situación de abandono, mientras sus "machos" están convencidos de que son "verdaderos hombres de Dios". Sin embargo, no son más que irresponsables desobedientes (a la Palabra) que por su egoísmo extremo permiten que sus propios matrimonios se conviertan en infiernos horribles para sus esposas y por consecuencia, para sus hijos y el resto de la comunidad.
El sexo dentro del matrimonio tipifica la relación de la Iglesia con Cristo
El matrimonio es el único lugar que Dios ha provisto para que ocurra la unión entre el esposo y la esposa. En este formato, el acto sexual es un símbolo poderoso de amor entre Cristo y la Iglesia, un compartir puro, inmaculado, donde se experimenta gozo y delicia entre ambos cónyuges, un verdadero regalo recibido de la mano de Dios. Pero cuando su esposo no provee su parte, él abre la puerta a la tentación y lo que está creando literalmente es una bomba de tiempo que tarde o temprano tendrá consecuencias destructivas.
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