La ciencia no puede ir más allá de los fenómenos, y consiste en la generalización de los mismos bajo una ley uniforme. Pero, antes del curso que siguen las cosas existentes, tienen que existir las cosas que siguen este curso, aunque este curso pueda haber comenzado con su existencia; e indudablemente fue así. Pero sólo este curso de las cosas es el tema de la ciencia, su principio general como ley fija. La existencia, y probablemente la ley que sigue, están ahí antes que puedan comenzar las investigaciones de la ciencia, ... La ciencia se ocupa de fenómenos, y sólo de fenómenos, y de descubrir los hechos y las leyes que los gobiernan; pero todo lo que hace es investigar la operación actual uniforme, allá donde existe, de aquello que existe antes que surja la indagación.
La ciencia puede descubrir las leyes de lo que existe, pero allá tiene que detenerse: no tiene leyes para su existencia. ...
Esto es, la ciencia debe detenerse en aquello que le pertenece, en el curso y orden del kosmos, o universo ordenado, y por su misma naturaleza no puede ir más allá de ello. Sé que ha de haber una causa primordial o primitiva para todo lo existente; porque todo en su esfera es el efecto de una causa, y afirma que debe serlo. Si es así, la existencia material misma debe ser efecto de una causa, y las leyes fijas también. En cuanto a qué y cómo es esta causa primordial (que es incausada, o no sería primordial), no puede decir nada la ciencia. Naturalmente que no; y no se le debe reprochar por esto. Pertenece a la misma naturaleza de las cosas. Pero la ignorancia no es un base sobre la que hacer declaraciones debería más bien decir que no es una base válida, porque a la ignorancia le encanta hacer declaraciones. Esto es, la ciencia me asegura en base de lo que conoce que ha de haber una causa primordial de aquello sobre lo que investiga; pero es, necesariamente, totalmente ignorante de esta causa no la puede concebir; no se encuentra en su esfera de conocimiento.
La ciencia se ocupa de fenómenos, y sólo de fenómenos, y de descubrir los hechos y las leyes de los gobiernan; pero todo lo que hace es investigar la operación actual uniforme, allá donde existe, de aquello que existe antes que surja la indagación....
La ciencia puede descubrir las leyes de lo que existe, pero allá tiene que detenerse: no tiene leyes para su existencia. ...
La incredulidad querría excluir un Creador. Esta negación es producto de una actitud voluntariosa. [John Stuart] Mill habla de causas primordiales, de hechos primitivos, de colocación de causas permanentes; pero esto sólo demuestra que se vio obligado a acudir a lo primordial y permanente, a lo que existe por sí mismo. Otro nos dice que nos vemos obligados a admitir una causa o causas primordiales, de cuya naturaleza nada nos pueden decir ni la lógica ni la ciencia. "Así, nos vemos llevados a una pared opaca por un método que es totalmente impotente para penetrar en el misterio que se encuentra detrás". Y añade: "A esto le podemos llamar ateísmo lógico o negativo". Esto lo comprendo; porque este autor, aunque evolucionista, no niega la revelación, sino que se confiesa cristiano; pero su postura no es correcta, porque pretende pensar en lo que está más allá de la pared opaca, cuando nada conoce ni nada sabe. No tiene siquiera derecho a lo negativo, sino sólo a decir: No lo sé; no está en la esfera de mi conocimiento; sencillamente, ignoro, y lo dejo a la intuición y a la revelación, donde todo queda aclarado.
Cortesía de Darby, J. N., Science and Scripture (La Ciencia y la Escritura), en The Collected Writings of J. N. Darby, Vol. 31, págs. 139-141
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