Hola amada hermana.
Primero, quiero felicitarle por su valiente decisión de pasar de la oscuridad a la luz. Cristo ahora es nuestro Señor y por lo tanto, somos hermanos en Él. ¡¡Bienvenida a la familia!!
Segundo, quiero decirle que siento mucho lo de su familia católica. Es duro que su propia madre deje de dirigirle la palabra a uno, pero aunque es una situación difícil, debemos recordar que habría un precio.
Jesús les dejó esto escrito a sus discípulos de ayer, hoy y mañana:
“Grandes multitudes le acompañaban (A Jesús); y Él, volviéndose, les dijo: Si alguno viene a mí, y no aborrece a su padre y madre, a su mujer e hijos, a sus hermanos y hermanas, y aun hasta su propia vida, no puede ser mi discípulo.”
Note que Jesús no deja nada a la imaginación. Su afirmación de que por Él, tendríamos que abandonar a nuestros propios familiares, si fuese necesario, pues tendríamos que hacerlo.
Nuestro Salvador agrega:
“El que no carga su cruz y viene en pos de mí, no puede ser mi discípulo…” Lucas 14.25-27
Yo mismo tengo familiares que no me han dirigido la palabra una vez acepté a Cristo, incluyendo a mi suegra, quien es loca con su catolicismo (no ha faltado a misa en 36 años y lo dice con un orgullo enfermizo), pero... ¿A quién escojo... a ellos o a Dios?
Antes de ser creyente yo tenía un grupito de “amigos” con quienes pasaba el 60% de mi tiempo libre. Ahora me pasan meses y no los veo… pero... ¿A quién escojo... a ellos o a Dios?
En ningún lugar Jesús nos dijo que seguirle sería fácil. Pero mientras más tribulaciones pasemos por Él y por su nombre en esta vida, más grande será nuestra recompensa en la vida que viene. ¡No pierda la fe, que nuestro Señor es Fiel y Verdadero!
Mire cómo Jesús manejó una situación similar a la que a menudo estaremos expuestos:
Los que querían seguir a Jesús:
57 Yendo por el camino, uno le dijo: —Señor, te seguiré adondequiera que vayas. 58 Jesús le dijo: —Las zorras tienen guaridas y las aves de los cielos nidos, pero el Hijo del hombre no tiene donde recostar la cabeza. 59 Y dijo a otro:—Sígueme. Él le respondió: —Señor, déjame que primero vaya y entierre a mi padre. 60 Jesús le dijo: —Deja que los muertos entierren a sus muertos; pero tú vete a anunciar el reino de Dios. 61 Entonces también dijo otro: —Te seguiré, Señor; pero déjame que me despida primero de los que están en mi casa. 62 Jesús le contestó: —Ninguno que, habiendo puesto su mano en el arado, mira hacia atrás es apto para el reino de Dios. Lucas 9:57-62
Aunque nos duele reconocerlo, los amigos y familiares que todavía están sin Cristo, están muertos al pecado. Ahora que usted está vida, ore por ellos y gáneselos con su amor, perdón, compresión y testimonio.
Pastor Dawlin A. Ureña
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