Debo confesar que aunque no estoy de acuerdo con muchas de las prácticas y doctrinas de la Iglesia Católica, yo soy de los que cree que habrá miles y miles de Católicos sinceros que salvarán sus almas y se irán con el Señor. Por supuesto, yo no tengo ninguna calificación especial para juzgar qué grupo se irá y qué grupo se quedará, sin embargo todos tenemos la Biblia para que nos muestre los parámetros.
Una de las prácticas más detrimentes que, en mi opinión - y sé que la Biblia me apoya en ello - es el relajamiento del texto bíblico. Por ejemplo muchas veces se coloca a María, la virgen madre de nuestro Señor Jesús, casi en el mismo nivel que el mismo Cristo, cuando se le ruega a ella, en vez de a su hijo Jesús.
Todos sabemos que Jesús es Dios. Jesús es tan Dios como el Espíritu Santo o el Padre. Pues ese mismo Dios trino nos dice:
"Ciertamente derribaréis sus altares, romperéis sus imágenes y eliminaréis sus árboles rituales de cera. Porque no te postrarás ante otro dios, pues Jehová, cuyo nombre es Celoso, es un Dios celoso." Exodos 34:13-14
No existe una sola instancia en la que los israelitas se desviaran a adorar otros dioses que no pagaran un alto precio por ello. Cuando nosotros sustituimos el ministerio vicario de Jesús en la Cruz y su consecuente sacerdocio para los creyentes ante el Padre, en realidad estamos desviándonos en busca de otros dioses, otras fuentes para nuestra salvación, sanidad, necesidades, etc.
Con respecto al Rapto y a quiénes serán raptados debo decirle que una cosa sí es seguro: ¡los Testigos de Jehová no van para ningún lado!
¿Me pregunto cuál será el castigo de aquellos que niegan la deidad de Jesucristo?
Sin embargo creo que hay muchos católicos que se salvarán, como dije antes. Pero cuando yo deseo prepararme para un largo viaje, cargo el tanque de mi vehículo con suficiente combustible. ¡Para estar seguro! De la misma forma, - y esta es mi opinión personal - si yo fuera usted, para estar seguro, vendría a los pies de Cristo a través de la confesión de Cristo como único y exclusivo mediador entre usted y Dios el Padre. ¡No deje de aceptar su invitación!
Pastor Dawlin A. Ureña