Durante una reciente visita a un restaurante en el vecindario, mi esposa y yo nos asustamos por el tono con que una niña pequeña se dirigió a sus padres. “¡No lo haré!” ella gritó, luego de que su mamá gentilmente le dijese que se sentara. Yo me viré a observar a la desafiante niña de cinco años quien se hallaba parada en su silla. Su cara angelical se fruncía mientras otros clientes se viraban a atestiguar la conmoción.
¿En qué momento los niños se tornaron tan atrevidos e irrespetuosos? Tan solo puedo imaginar la reacción de mi madre si yo me hubiese comportado tan inapropiadamente. Independientemente del motivo de esta nueva honda de comportamiento – sea por los cambios de valores en la sociedad, la mediocridad o la falta de destrezas en la crianza por parte de los padres – algo debe hacerse para retroceder estos efectos que tanto daño le hacen a nuestros niños.
En nuestras vidas tan agitadas y llenas de compromisos, obligaciones y responsabilidades, es fácil acortar aún más el poco tiempo que pasamos enseñando e instruyendo a nuestros hijos. Además, cuando se trata de modales y etiqueta, muchos padres asumen que estas destrezas están siendo enseñadas en las escuelas y en las iglesias. Sin embargo, en la mayoría de los casos esto está muy lejos de la realidad. Los niños no están recibiendo instrucción en cuanto a lo básico en las relaciones humanas y las cortesías comunes tal y como sucedía en el pasado.
Esto nos hace pensar en la pregunta interesante: Finalmente, ¿somos nosotros responsables de enseñar a nuestros hijos cómo hablar, actuar y comportarse en público y en casa? Más importante aún, ¿son los “modales” importantes para Dios?
La respuesta a estas dos preguntas es, sí. Como creyentes somos llamados a un nivel de vida más alto. La Biblia nos dice que cuando escogemos seguir el ejemplo de Jesús y caminar en el Espíritu, nuestras vidas deben evidenciar el fruto del Espíritu: amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza (Gálatas 5:22). Hágase esta pregunta: ¿Están demostrando sus hijos o nietos este “fruto”?
En su más reciente libro, Manners Made Easy, la autora June Hines Moore, expone las razones principales del porque los padres deben hacer que los modales sean prioridad. Ella explica, “los modales y las palabras son acciones que demuestran que nos importan los demás. Los modales hacen más fácil el construir amistades y desarrollar buenas destrezas sociales”. Moore añade que “los modales ayudan a los demás a sentirse más cómodos con nosotros, y en un ambiente donde los niños están aprendiendo a jugar y a conocer a gente nueva, eso es importante.” A través del libro, a los niños se les anima a practicar la Regla de Oro, “Y como queréis que hagan los hombres con vosotros, así también haced vosotros con ellos” (Lucas 6:31).
Su hijo o hija prosperará en un ambiente donde el aprendizaje es emocionante y divertido. Al ayudarle a entender la importancia de los modales, intente incorporar apoyos interesantes a las situaciones de la vida cotidiana. Por ejemplo, practique llamando a sus amistades y familiares, finja estar en un restaurante al estar sentado en su propio comedor, o desempeñe el papel de una conversación cortés con sus pequeños utilizando títeres, muñecas, o peluches.
Independientemente de cómo usted escoja transmitir estas importantes lecciones de vida a su hijo o hija, considere el efecto positivo y duradero que los modales y la etiqueta apropiada tendrán sobre su vida. Mientras su hijo o hija crece para convertirse en un adolescente, un joven y luego un adulto, estos principios importantes guiarán sus acciones, palabras, y decisiones y les proveerán un testimonio poderoso ante las demás personas.
A través de su corta vida, Jesús tuvo varios encuentros con personas iracundas, atormentadas e inclusive violentas – sin embargo, su comportamiento se mantuvo calmado, controlado y consistente. Su espíritu gentil y amoroso tuvo un efecto milagroso ante aquellos con quienes se encontró.
Aunque ninguno de nosotros puede llevar una vida perfecta como lo hizo Jesús, podemos animar a nuestros hijos a unirse con nosotros en nuestra búsqueda de ser más como Él. Al enfatizar la importancia del respeto y consideración hacia los demás a través del uso de modales, anime a su hijo o hija a familiarizarse con los atributos de la vida y el carácter de Jesús. Luego, elogie a su hijo o hija cuando actúen como Jesús.
Mantenga en mente que el aprender etiqueta apropiada para cada ocasión toma tiempo. Cuando su hijo o hija cometa un error, discutan la situación juntos y diseñen una manera divertida para ayudarle a recordar la lección. Por ejemplo, mi padre utilizó una manera divertida y a la vez instructiva cuando mis hermanos y yo poníamos nuestros codos sobre la mesa. Él decía “Hola, codos. Yo no sabía que estaban invitados a nuestra cena.” Cuando la risa se calmaba, nosotros con mucha gracia sacábamos nuestros codos de la mesa.
Proverbios 22:6 dice, “Instruye al niño en su camino, Y aún cuando fuere viejo no se apartará de él”. Nunca es demasiado temprano ni demasiado tarde para incorporar el buen comportamiento de Jesús en la vida de nuestros hijos.
Artículo cortesía de Ministerios InTouch
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