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Se nos ha hecho la pregunta repetidas veces: ¿No es verdad que los científicos han creado vida en el laboratorio? ¿Por qué reclamar que el Dios de la Biblia es el creador de la vida que hoy tenemos en la naturaleza - si los científicos han sido capaces de crear vida ellos mismos... aparte de Dios? La verdad es que tenemos que orar como Cristo oró. Pedir a Dios que nos libre de las trampas del maligno - y de sus mentiras disfrazadas de verdad/ciencia. Aunque la afirmación contenida en la pregunta anterior se encuentra en todos los libros de química/biología, etc., la realidad es que este reclamo no solamente es falso, sino que es malicioso. Creación de la vida de acuerdo a la cosmovisión cristiana ¡Una sola célula es más compleja que el Transbordador Columbia! Nuestra versión de los hechos sostiene que hace aproximadamente 6,000 años, Dios, el Creador, decidió crear el espacio, el tiempo, el universo, la tierra y todos los complejos componentes que la forman. En otras palabras, todo lo que existe, animado e inerte, es creación de Dios. Dios creó agentes vivos, animales, plantas y hombres para que habitaran su mundo físico. Dios creó la vida. Creación de la vida de acuerdo a la cosmovisión naturalista/atea (donde Dios no es necesario) El sistema evolucionario-naturalista estricto nos dice que la vida surgió a partir de elementos químicos inertes (que no están vivos) por lo menos en una ocasión en el pasado distante de la tierra (este "pasado distante" fluctúa entre 14,000 y 17,000 millones de años). ¿Por qué la vida hoy no sigue apareciendo como lo hizo aquella vez? Según los que sostienen esta explicación del origen de la vida, hoy la vida no continúa produciéndose a partir de materia muerta (elementos químicos, rocas, minerales, etc.) porque las condiciones atmosféricas son todas inapropiadas para que la vida se forme. Al mismo tiempo, alegan que hace miles de millones de años, cuando nadie podía observarlo, las condiciones sí existían para que la vida se formara y que a partir de ciertos elementos químicos selectos, la vida apareció, gracias a la "fortuna", al "azar", a una "casualidad" o a un "caso fortuito". Según esta cosmovisión, moléculas aparecieron de la nada y se unieron entre sí hasta formar la vida. ¿No le parece a usted extraño que hoy, cuando es posible probar empíricamente que esto sucedió en el pasado, extrañamente "las condiciones no estén dadas para crear vida"? Las condiciones reinantes hoy día La atmósfera de hoy día contiene oxígeno libre en gran abundancia (02), y este oxígeno es absolutamente esencial para las funciones de la vida. Nuestros pulmones, por ejemplo, son los responsables de llevar el oxígeno a nuestra sangre, la que en su travesía por el cuerpo, la riega, alcanzando la pasmosa cantidad de 75 trillones de células en todo el cuerpo. El oxígeno, en su forma (03) forma la capa de ozono que protege la tierra y sus formas de vida de los letales rayos cósmicos. Un buen elemento químico es también un chico malo Aunque el oxígeno es tan esencial en nuestras vidas, también es terriblemente letal. El oxígeno destruye las moléculas no vivas que también son esenciales para nuestra vida a un ritmo mucho mayor al que estas se forman. Por lo tanto, se asume que un escenario diferente donde se trate de recrear las alegadas condiciones en las que la vida original se creó es esencial que la "atmósfera temprana" de la tierra haya sido una donde no existiera ni rasgos de oxígeno libre, ya que este destruiría los bloques mismos imprescindibles para construir la vida. Hoy, sin embargo, tenemos una inmensa cantidad de oxigeno libre en el medio ambiente. Esta es la razón por la que las cosas se "oxidan"... ¡por el contacto con el oxígeno! (Ver foto mostrando el efecto del oxígeno libre en la atmósfera.) El experimento de Miller/Urey En el año 1953, un científico de la Universidad de Chicago, llamado Stanley Miller, junto a un científico ganador del Premio Novel, Harold Urey, simularon lo que en su concepto sería el ambiente/atmósfera ideal para la creación de la vida hace miles de millones de años. Esta atmósfera contenía hidrógeno (H), metano (H+C), amoniaco (H+N), y vapor de agua (H+O), pero no contenía oxígeno libre en lo absoluto. Estos científicos procedieron a enviar una chispa eléctrica (tratando de simular el rayo que ellos asumen que fue necesario que existiera para causar la unión de los elementos que crearon la primer vida) y a través de la mezcla de los elementos y la descarga eléctrica, estos científicos produjeron algunos aminoácidos simples, que son los bloques, o los ladrillos esenciales para la vida, así como otros componentes orgánicos. Esta producción los motivó a declarar que "hemos creado vida en el laboratorio y por lo tanto, hemos recreado la forma en la que sucedió la vida en la tierra". Estos resultados fueron inmediatamente usados como un triunfo de la evolución sobre la creación. Hoy, medio siglo más tarde, este "éxito" aparece en todos los libros de texto de biología como un hecho comprobado. Supuestamente, este experimento demostró que no se necesitaba un "dios" para crear la vida. En otras palabras, conforme dice un doctor católico, "el mito de la creación de Génesis, quedó revelado". Historia- ¡no! Cuento de hadas hecho pasar como realidad. Hoy, décadas más tarde, se han hecho otros descubrimientos y la verdad es que... bueno, hay que ser intelectualmente deshonesto para reclamar que este experimento fue un "éxito" para la ciencia o para la evolución (ya que una es una disciplina del saber humano y la otra es una religión). Hoy, se ha comprobado que la atmósfera de la tierra siempre tuvo oxígeno libre -¡Siempre!. Pruebas hechas a rocas que se supone antedatan la creación de la vida (según el evolucionismo), muestran que la atmósfera de hace miles de millones de años (repito, esto es según la cosmovisión evolucionista), era rica, sumamente rica en oxígeno libre. Aún más, el vapor de agua que se añadió al experimento de laboratorio contenía... ¡ejem!... óxigeno. Pues el vapor de agua (H+O), fácil e inmediatamente se descompone en sus elementos componentes, a saber, hidrógeno y... ¡oxígeno! (Recuerden que el oxígeno destruye (oxida) inmediatamente los demás componentes presentes en el tubo de laboratorio). Pero la cosa no se detiene ahí. La mezcla de aminoácidos que produjo el experimento solamente contenía unos pocos de los muchos aminoácidos necesarios para formar las formas de vida más sencillas. Pero lo peor es que todos los aminoácidos producidos por el experimento eran izquierdos y derechos. ¡Y la vida solamente usa izquierdos! Además, debido a que la chispa que formó los aminoácidos sin lugar a dudas hubiera destruido los aminoácidos, productos tuvieron que ser retirados de la atmósfera creada en el tubo, por lo tanto, se usó un elemento inteligente, no natural que en el ateísmo científico no debería estar presente (¿Acaso les hizo falta la mano de Dios?). Pero aún hay más. Según el evolucionismo ateo, el Big Bang creó el sol antes que la tierra. Esto significaría que la tierra o cualquiera que hubiera sido la base de la atmósfera primitiva, tendría que haber contado con una protección idéntica a la que hoy tenemos, llámese, la capa de ozono. Pero nuestros lectores deberán recordar que la capa de ozono contiene... ¡Oxígeno libre!, lo cual hubiera hecho totalmente imposible que la vida se hubiera creado. Resumen. El experimento fue investido de las condiciones equivocadas. Se emplearon los elementos equivocados. Se empleó el método equivocado y finalmente el experimento dio un resultado que habría destruido la vida misma. ¡Sin mencionar estos cuatro pequeños problemas, el experimento fue un éxito! ¿Por qué se usa este experimento como material a favor de la evolución en los libros de textos de nuestros hijos?
Pastor Dawlin A. Ureña. PhD
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