El helio es uno de los elementos naturalmente encontrados en la atmósfera. Este elemento es un gas muy ligero porque el átomo de helio contiene menos masa que la de todos los demás átomos con la excepción del hidrógeno. El helio se encuentra en la atmósfera en cantidades que se pueden medir y basado en el volumen de la atmósfera y el porciento de helio, el número real de átomos de helio en la atmósfera se pueden estimar.
El helio se produce debajo de la superficie de la tierra mediante la descomposición radiactiva. Cuando algunos de los isótopos radiactivos experimentan un episodio de descomposición alfa, entregan una partícula alfa. Esta partícula consiste de dos protones y dos neutrones y es equivalente al núcleo de un átomo de helio.
Debido a que este átomo es muy pequeño y de muy poco peso, además de móvil, se mueve a través de los poros de las rocas que cubren la superficie de la tierra. Poco a poco, van escalando y pasando por estos poros hasta llegar a la superficie de la tierra y a la atmósfera, reuniéndose con los demás gases que en ella se encuentran presentes.
Está claro que si sabemos la velocidad con que estos gases de helio se agregan a la atmósfera, entonces podremos estimar cuánto tiempo habría de ser necesario para que todo el helio que ahora se encuentra en ella se haya acumulado, con lo cual tendríamos una edad máxima de la atmósfera.
Junto a otros argumentos para mostrar que la tierra es joven, este que presentamos ahora no viene sino a complementar la irrefutable evidencia que esos cronómetros naturales proveen cuando salimos a buscar la edad aproximada de la tierra.
Se han instalado sensores (Dr. Larry Vardiman, Ph.D. en física) para medir la cifra de introducción del helio hacia la atmósfera y la cifra es de 13,000,000 de átomos de helio por pulgada cuadrada por segundo. Pero para desgracia de los que proponen que la tierra tiene miles de millones de años, la cantidad teórica de helio que se escapa hacia el espacio sideral es de solo 0.3 millones de átomos de helio por pulgada cuadrada por segundo. Eso quiere decir que existe una gigantesca cantidad de helio acumulándose en nuestra atmósfera!
Por lo tanto, si dividimos la cantidad conocida de helio en la atmósfera entre la cifra de acumulación, tendremos que todo el helio en nuestra atmósfera se habría acumulado en no más de solamente dos millones de años. Esta cifra representa un golpe mortal a la descabellada, infundada y altamente especulativa noción de que la tierra tiene miles de millones de años.
La cifra de dos millones de años no significa que estemos proponiendo que la tierra tenga dos millones de años, ya que nuestra propuesta es que la tierra tiene menos de 10,000 años, pero procesos naturales como el del helio muestran lo flojo del cierre sobre la verdad que supuestamente que tienen los proponentes del evolucionismo gradual.
La atmósfera es joven, como lo es su tierra y los que moramos en ella.
Si asumimos como cierto el relato bíblico del Diluvio de Noé, es científicamente comprobable que la cifra de entrega de átomos de helio hacia nuestra atmósfera sería mucho más rápida debido al estado de agitación en que se encontraba la corteza terrestre. Eso respondería por una gran cantidad de helio del que hoy tenemos. Eso también haría que una vez la corteza terrestre se estabilizó y alcanzó un estado generalmente comparable al que hoy tenemos, la cantidad de helio se redujo sustancialmente y la tierra, en vez de ser más vieja, es mucho, pero mucho más joven que los 2 millones de años que la división anterior arrojó.
¡Otro golpe a la teoría evolucionista uniformitaria!
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