En uno de los elementos más fundamentales de la religión cristiana, los Testigos de Jehová tienen una posición que representa uno de las razones principales por la que este grupo religioso es considerado como una secta herética no cristiana. Los Testigos de Jehová sostienen que la resurrección física de Cristo no ocurrió. Los Testigos de Jehová alegan que "Habiendo dado su carne por la vida del mundo, Cristo nunca podría haberla tomado de nuevo y tornarse otra vez un hombre."
Los Testigos de Jehová usan a su favor versículos como 1 Pedro 3:18: "Asimismo, Cristo padeció una sola vez por los pecados, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios, siendo a la verdad muerto en la carne, pero vivificado en espíritu." Pero convenientemente los Testigos de Jehová obviamente toman este versículo fuera de contexto ya que no leen el versículo siguiente, que dice "y en espíritu fue y predicó a los espíritus encarcelados..." Este versículo habla de Jesús antes de Su resurrección.
Existen diferentes teorías de lo que Jesús hizo en los días transcurridos desde la hora de su muerte en la Cruz del Calvario y el momento de su resurrección, pero nos parece a nosotros que la explicación más plausible es que Jesús fue ante a los espíritus que estaban prisioneros desde hacía tiempo y les proclamó la verdad y algunos creen que en ese momento estos espíritus fueron elevados al cielo. Fue después de esto que resucitó en su cuerpo físico.
Los Testigos de Jehová afirman que si el cuerpo de Jesús fue resucitado, entonces el sacrificio no fue permanente, sino que fue retirado. El problema aquí es que no entienden la naturaleza del sacrificio. El sacrificio expiatorio de Cristo fue el derramamiento de Su sangre, no simplemente la pérdida de Su cuerpo. Considere las siguientes Escrituras que demuestran esto:
"porque la vida de la carne en la sangre está, y yo os la he dado para hacer expiación sobre el altar por vuestras almas, pues la misma sangre es la que hace expiación por la persona." (Levítico 17:11).
Note que es la sangre, y no el cuerpo, lo que convierte la expiación en una realidad.
"Y según la Ley, casi todo es purificado con sangre; y sin derramamiento de sangre no hay remisión." (Heb. 9:22).
Note que el derramamiento de sangre lo que hace real el perdón.
"Con mucha más razón, habiendo sido ya justificados en su sangre, por él seremos salvos de la ira..." (Rom. 5:9).
Note que somos justificados por la sangre derramada de Cristo.
"esto es mi sangre del nuevo pacto, que por muchos es derramada para perdón de los pecados" (Mateo 26:28).
La sangre de Jesús fue derramada para el perdón de nuestros pecados
Hasta el libro de los Testigos de Jehová, "Razonando a partir de las Escrituras", dice: "Su sangre derramada tiene valor para proveer liberación a otros"(p. 306). Al menos entienden que el derramamiento de sangre es importante. Sin embargo, muestran su error al decir que el sacrificio no fue válido si el cuerpo de Jesús resucitó. Apoyar esta posición representa una herejía, lo que se define como un error en materia de fe sosteniendo este error con pertinacia. La Palabra de Dios dice que: "la carne y la sangre no pueden heredar el reino de Dios" (1 Corintios 15:50). Carne y sangre se refieren al estado natural (Ver además Génesis 29:14; 2 Samuel 5:1 y Efe. 6:12). Pero después de Su resurrección, Jesús dijo "…un espíritu no tiene carne ni huesos como veis que yo tengo." (Lucas 24:39). Cada palabra de la Biblia es inspirada. Jesús dijo "carne y huesos". Yo creo que esto se debe a que Su cuerpo resucitado no tiene sangre. ¡Toda había sido derramada! (Ver Mateo 26:28)
El cuerpo de Jesucristo fue resucitado y el sacrificio de su sangre se mantuvo vigente. Él fue resucitado para mostrar que el sacrificio fue aceptable al Padre y que la muerte ya no tenía poder sobre él ni sobre todos aquellos cristianos que nos hagamos partícipes de su sacrificio vicario, aceptando aquella muerte y resurrección. Su sangre fue derramada y el resultado es que tenemos perdón por nuestros pecados. Su cuerpo resucitó, Su sangre permaneció derramada.
Cuando esto corruptible se haya vestido de incorrupción y esto mortal se haya vestido de inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra que está escrita: «Sorbida es la muerte en victoria». ¿Dónde está, muerte, tu aguijón? ¿Dónde, sepulcro, tu victoria?, porque el aguijón de la muerte es el pecado, y el poder del pecado es la Ley. Pero gracias sean dadas a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo. 1 Corintios 15:54-57
Pastor Dawlin Ureña
Grand Rapids, Michigan. USA
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