Se acerca el día del Señor. Un día terrible para las naciones. Etiopía se pondrá a temblar caerán también en la guerra los soldados de Etiopía y de Libia, de Lidia de toda Arabia, de Cub y de los demás países aliados.
Los que apoyen a Egipto morirán en la guerra. El orgulloso poder de Egipto quedará humillado.
Enviaré mensajeros por mar y tierra para que alarmen a la gente despreocupada. Ese día está a punto de llegar. Yo, el Señor, lo digo: voy a destruir los ídolos y a terminar con los falsos dioses de Menfis. Egipto no volverá a tener quien lo gobierne, y llenaré de terror el país. "Descargaré mi ira sobre Sin, la fortaleza de Egipto. Sin se retorcerá de dolor. Menfis será atacada en pleno día.
Cuando yo destruya el poder de Egipto y se acabe con la fuerza de la cual estaba tan orgulloso, una nube cubrirá a Egipto y a los habitantes de sus ciudades se los llevarán presos. Yo ejecutaré la sentencia contra Egipto, y entonces reconocerán que yo soy el Señor. Yo le he roto el brazo a faraón.
Voy a romperle los dos brazos, y haré que se le caiga la espada de la mano. Voy a dar fuerza al rey de Babilonia, y a ponerle mi espada en la mano. Voy a romperle a faraón los brazos. Y entonces reconocerán que yo soy el Señor.
Voy a dejarlo caer en poder de un jefe extranjero, que lo tratará como merece su maldad. Tanto creció el árbol que se llenó de orgullo por eso yo lo he desechado.
Echare mi red sobre ti y con ella te atraparé cuando convierta a Egipto en un desierto y el país quede vacío, sin habitantes, entonces reconocerán que yo soy el Señor. "Ellos caerán con los que mueren en la guerra."
La espada está lista. Con ellos se irán sus grandes multitudes. Sus soldados sembraron el pánico entre los que aun estaban vivos, pero cayeron muertos en la guerra y ahora rodean la tumba de Asiria.
El Señor dice: la espada del rey de Babilonia (viene) sobre ti. Voy a hacer que tu pueblo numeroso caiga herido por la espada de los más crueles guerreros. Entonces haré que el agua se aclare y los que ríos corran tranquilos como aceite. Yo el Señor, lo afirmo.
Cuando convierta a Egipto en un desierto y el país quede vacío, sin habitantes, entonces reconocerán que yo soy el Señor.
Fin
NOTA: Ministerios Antes del Fin publica estos artículos sin que necesariamente endosemos el contenido. Las posiciones presentadas en ellas son responsabilidad única y exclusiva de los respectivos autores, razón por la cual colocamos los artículos de manera íntegra: ¡Tal y como nos llegan! - Dr. Dawlin A. Ureña
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