Cuando leemos la Biblia debemos entender algunas cosas importantes. No todo lo que usted lee en la Biblia está en comillas, queriendo decir que Dios lo dijo. Tampoco todo lo que está en la Biblia dice delante: "Y dijo Jehová..."
En el Antiguo Testamento, siempre que los profetas hablan en nombre de Dios, dicen específicamente algo parecido a... "Y vino a mí palabra de Jehová", etc.
Eso lo hicieron los autores de los libros del AT, para que el lector no confunda una narración, un poema, un salmo, una historia, etc., con la Palabra literal que expresa la voluntad de Dios.
En el Nuevo Testamento los traductores modernos de la Biblia han recurrido al sabio y efectivo recurso de colocar las palabras de Jesús contenida en los Evangelios y en Hechos en letras rojas. Eso significa que lo dijo Jesús.
¿Dios castiga a uno con enfermedades, como dice en Job 5:17-18?
»Bienaventurado es el hombrea quien Dios corrige (Castiga- en algunas traducciones);
por tanto, no desprecies la reprensión del Todopoderoso.
Porque él es quien hace la herida, pero él la venda;
él golpea, pero sus manos curan.
Es peligroso cuando leemos uno o dos versículos bíblicos fuera de contexto. Es siempre aconsejable que cuando usted lee alguna porción bíblica impactante o que parece comunicar un significado contrario a lo que a usted se le ha enseñado, usted lea el capítulo completo, y si es necesario el libro completo, para que entienda el versículo o la porción bíblica en contexto.
En este caso de Job 5:17-18, lo que sucede es que esta primera respuesta de Job se trata de un largo lamento en el que Job justifica sus quejas, invocando lo horrible y profundo de sus pesares y sufrimientos.
Job, NO JEHOVÁ, aquí expresa su desilusión por ser objeto de las cortantes, amargas, y en su opinión, inmerecidas críticas de sus amigos (Ver el Capítulo 6 completo). Job, a través de esta declaración puramente fruto de la debilidad de la carne humana siendo sometida a sufrimiento y no considerando la santidad y justicia de Dios, presenta su punto de vista de que Dios se ha convertido en su cruel perseguidor (Ver Capítulo 7 completo).
Job sin duda alguna estaba pasando por una situación deplorable, pero su autocompasión comienza aquí a transformarse en ira contra Dios y comienza a buscar alivio para sus males en su propio raciocinio.
No fue Dios quién enfermó a Job. No fue Dios quién tentó a Dios. No fue Dios quién castigó a Job. ¡Fue el Diablo! (Ver Job Capítulos 1 y 2). (Ver aquí cómo Dios se le aparece a Job y usando los Dinosaurios, le hace ver lo necio de sus palabras )
¡Ay! Cuántas veces nos ponemos sobre nuestras rodillas y le INFORMAMOS a Dios lo justos que somos, lo fieles que hemos sido, lo santos que nos hemos mantenido, tratando en nuestra propia cabeza, de razonar con Dios y de echarle la culpa a Él y de tratar de reverzar el curso de los infortunios que nuestros propios actos pecaminisos nos han traído.
Démosle gracias a Dios que Él no nos muestra la suciedad de los motivos ulteriores de nuestros corazones. Si lo hiciera, y nosotros fuéramos humildes para admitirlo, ¡estuviéramos conscientes de que no merecemos siquiera estar de rodillas antes un Dios santo como Él!
"Pues todos nosotros somos como cosa impura,
todas nuestras justicias como trapo de inmundicia.
Todos nosotros caímos como las hojas
y nuestras maldades nos llevaron como el viento.
¡Nadie hay que invoque tu nombre,
que se despierte para apoyarse en ti!
Por eso escondiste de nosotros tu rostro
y nos dejaste marchitar en poder de nuestras maldades." Isaías 64:6-7
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