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A) La salvación se adquiere o se gana aceptando a Cristo. No la ganamos por nuestras obras, pero sí tenemos que tomar una decisión y en un acto volicional, elegir aceptar el Salvador, por tanto, admitir que somos pecadores. En un acto magnánimo de gracia, Dios, a través de la Cruz, nos hace salvos. Este artículo le explicará en más detalle, usando los textos bíblicos relevantes.
B) Sí hay parámetros para seguir siendo salvos. Usted no puede decir: "Ya soy salvo. Ahora a pecar, ya que la salvación no se pierde!" Eso sería totalmente ostentoso y erróneo. Todo el que enseñe tal cosa, abiertamente contradice el Evangelio. El artículo antes mencionado le explicará aún más.
C) Apocalipsis 3:5 se refiere al mismo hecho de que si alguien por creer que el que es salvo una vez ya es salvo por siempre, lamentablemente podría perder la salvación y en efecto, hacer que su nombre sea borrado del libro de la vida. Note que el hecho de ser borrado implica que el nombre estuvo escrito. Borrado significa que esa persona perdió su salvación, a no ser que se arrepienta y el Señor vuelva a colocar su nombre en el Libro de la Vida. Usted debe saber que hay pecados que no son de perdición, mientras otros sí los son. Una vez salvo, hay pecados que pueden hacer que su salvación sea perdida inmediatamente (homosexualidad, asesinato, infidelidad matrimonial, y otros.), mientras que otros pecados, aunque no menores, per se, aunque nos hacen alejarnos del Señor, no implican una separación tan tajante del Señor.
Sin embargo debo indicar que la Escritura indica que sin importar la severidad del pecado, si hay arrepentimiento sincero, la salvación está disponible para todos. David se arrepientió y el Señor lo perdonó, y re-escribió su nombre en el Libro de la Vida. David pide al Señor, en su famoso Salmo 51, que el Señor le devuelva el gozo de la salvación. ¿Porqué? Es obvio, que David no se sentía salvo. Es totalmente posible que durante su pecado con Betsabé, David haya estado tan alejado del Señor, que si hubiese muerto durante tal período, no había ido a estar con el Señor. Pero gracias a Dios, el rey David se arrepintió y murió bajo la pretección del Plan Divino.
Existen otros pecados que son peligrosísimos, sin embargo, ya que ellos nos hacen endurecer el espíritu, y gradualmente nos podrían alejar totalmente del Señor, y de su preciada salvación. Estos pecados requieren arrepentimiento diario, oración, ayuno, lectura bíblica para mantenernos viendo el pecado como Dios lo ve. Así nunca nos haremos insensibles ante ellos, (mentiras, murmuración, críticas, ira, haraganería, etc.). Estos últimos pecados no causan que nuestro nombre sea borrado inmediatamente del Libro de la Vida, pero sí nos hacen caminar en la cuerda floja y no podrían conducir a totalmente perder la sensibilidad ante ellos, pudiendo convertirse en iniquidades, que según crecen, podrían ser increíblemente difíciles de extirpar.
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