Cuando hablo acerca del arrebatamiento y de los eventos mundiales con gente incrédula, 90% de ellos concuerda con la validez de las profecías de la Biblia. La mayoría de ellos aún admiten que nosotros nos dirigimos hacia la hora de la tribulación. Si intentas decirles que nosotros probablemente estamos acercándonos al final, ahí es donde tu obtienes una fuerte oposición de ellos. “No en nuestro tiempo”, es la respuesta promedio que recibo.
Yo siempre trato de razonar con las personas diciendo, “Tú estás de acuerdo en que Jesús regresará, y la probabilidad de Su regreso sólo se incrementa cada año. Ya que no hay nada que le impida que regrese, ¿por qué no al menos estar abierto a la posibilidad?”
Hay una gran porción de la población que rehúsa enérgicamente considerar la perspectiva de que la profecía está siendo cumplida en nuestra generación. Con toda honestidad, estas personas probablemente tengan una buena razón para no desear ver el fin de los tiempos. El inicio de la tribulación marcaría su destino.
En la mayoría de las guerras donde hay dos fuerzas principales peleando entre sí, históricamente es muy común tener combatientes dándose cuenta que están en el lado perdedor y entonces huyen al lado que está ganando la guerra. Esto es cierto particularmente en conflictos entre tribus.
Si tú no estas en el campo de Jesús, estás en el equipo perdedor. En este tiempo, los pecadores aún tienen la oportunidad de abandonar su lealtad a Satanás y reclutarse a sí mismos como soldados en el ejército de Dios. Cuando Jesús regrese a la tierra, para algunos será demasiado tarde para cambiar de bando.
Y los reyes de la tierra, y los grandes, los ricos, los capitanes, los poderosos, y todo siervo y todo libre, se escondieron en las cuevas y entre las peñas de los montes; y decían a los montes y a las peñas: Caed sobre nosotros, y escondednos del rostro de aquel que está sentado sobre el trono, y de la ira del Cordero; porque el gran día de su ira ha llegado; ¿y quién podrá sostenerse en pie? (Apocalipsis 6:15-17)