Nuestros hijos son el ejército de Cristo del mañana. Si nosotros no los protegemos, el Señor nos considerará directamente responsables de su futuro. ¡Qué responsabilidad tan grande nos ha depositado el Señor a los padres y a las madres cristianas!
La amonestación a los padres israelitas de los tiempos del Éxodo todavía es pertinente:
"No metas en tu casa nada que sea abominable. Todo eso debe ser *destruido. Recházalo y detéstalo por completo, para que no seas destruido tú también." Deuteronomio 7:26